La Macanuda, una historia de amor y sabor



Mucho antes de que María Milanesy su foodtruck irrumpieran en la escena gastronómica urbana, conocimos a La Macanuda. No se llamaba así, pero desde que la probamos sabíamos que esa mezcla de sabores nos acompañaría por mucho tiempo.

Es usual que en Argentina, en la carta de una pizzería que se respete, resalte aquella que lleve como ingredientes: arúgula, jamón serrano y queso mozarella. Imperdible. Sin embargo, no fue hasta que nos fuimos a Punta del Este de Luna Miel que conocimos esta maravilla de la gastronomía de Uruguay.

Nuestra siempre querida amiga Triana nos había recomendado ir a un lugarcito llamado "No me olvides". El sitio era mágico, romántico como ninguno y en el que su comida, una cosa de otro planeta, no tenía pierde. Nos pedimos la que tenía arúgula, jamón serrano y queso mozarella. Divina decisión. Encima, venía con una reducción de balsámico, digna de sacar el sombrero (y de que se te caigan todos los dientes). Y su masa, toda deforme y sabrosa, ni te cuento: el éxtasis.





Desde ese día, nos quedamos con esa combinación perfecta y la repetimos en más de una ocasión. Pero no fue hasta muchos años después cuando la receta de aquel viaje de amores locos destacó entre todas las que habíamos seleccionado para la primera carta de María Milanesa. Decidimos que la combinación con milanesa era digna de enmarcar y para coronarla, probamos con una bien lograda mayonesa de aceite balsámico.

Así nació La Macanuda, sin duda, la más coqueta de todas nuestras creaciones. Más de uno Milaneso llega hasta nuestro adorado remolque para pedirla. Y cada vez que puedo, y si el comensal está con tiempo, cuento la historia de este sánguche y de aquella aventura apasionada en Punta del Este.


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